La década de 1920 fue compleja para la situación política de la nación, no todos habían abandonado las armas y muchos más desarrollar otro tipo de luchas en las ciudades, sinditacos, ligas y uniones mantenían viva la inconformidad con su realidad, desplegando huelgas y todo tipo de protestas contra los industriales que sobrevivieron a la revolución. Como parte del entusiasmo democrático que envolvía el proceso revolucionario, muchos decidieron llevar a cabo la continuación de la defensa de los intereses de las personas comunes a través de los partidos políticos.
Nuevo León no fue una excepción a la regla. Desde 1918 se venían desarrollando nuevos movimientos obreros, ahora mejor organizados, con mayor capacidad de acción y claridad de objetivos. A ellos se suman las huelgas de inquilinos en la que participaban algunos elementos anarquistas que sobrevivieron a la lucha armada y la persecución. En ese contexto, en 1924 nace un partido político en las entrañas del Monterrey proletario, es decir, en la colonia Independencia. No sabemos mucho sobre el Partido Defensores del Proletariado de Nuevo León, pero nos parece importante resctar este documento como parte de la larga historia de resistencia que ha desarrollado esta colonia cuya importancia rebasa sus límites para convertirse en un elemento clave en la consturcción del Monterrey contemporáneo.
Partido Defensores del Proletariado de Nuevo León (1924)
La importancia que ha tomado la populosa colonia de la Independencia por el esfuerzo de sus vecinos, transformándose poco a poco en un verdadero centro comercial y social, ha hecho que algunos buenos elementos de ella pensaran justamente en la formación de un partido político de tendencias sociales que sea un nuevo elemento para su progreso material y moral, ya que en las luchas electorales podrá presentar candidatos identificados con los ciudadanos de esta colonia.
La idea de la fundación nació de la experiencia adquirida en el funcionamiento de la cosa pública y teniendo como base la razón democrática que señala una representación para todo conjunto de ciudadanos que puedan representar una entidad moral definida y que sea un verdadero factor en la vida de un pueblo; es decir, en este caso la vida misma de Nuevo León.
- Tomar participación en las elecciones de poderes federales, del Estado y municipales.
- Elegir sus candidatos por medio de Convenciones, proponiendo a los hombres identificados con los trabajadores de la ciudad o el campo.
- Los candidatos que sean elevados al Poder, serán los inmediatos defensores de los miembros de este Partido, y los conductores para las reformas sociales y políticas que en forma de iniciativas se presenten.
- Luchas por la dignificación del obrero y del campesino, haciendo que tome la participación que le corresponde ante la sociedad.
- Luchar por la unión de todos los proletarios del Estado, estableciendo ligas y uniones de resistencia para su defensa moral y económica.
- Defender el derecho de libre expresión y el ejercicio efectivo de la Democracia.
- Trabajar por el establecimiento de escuelas públicas primarias y nocturnas y de bibliotecas y centros culturales.
- Luchas por la dignificación de la mujer y del niño
- Exigir la práctica de los beneficios que los artículos 123 y 27 constitucionales conceden al obrero y al campesino.
- Luchar por la pronta resolución del problema del inquilinato.
- Trabajar por el establecimiento de cooperativas agrícolas, industriales y de oficios varios.
- Funcionar como Junta de Mejoras en los distintos lugares donde establezca sucursales y desde luego, en la colonia de su fundación para contribuir a su higiene, comodidad y ornato.
Monterrey, N.L., Mayo 3 de 1924
*Recuperado de: Sifuentes Espinoza, D. (1989) Itinerario político de Nuevo León (1900-1929). UANL
Las Armas de la Crítica 