Aprendiendo a vivir en el colapso: herramientas contra el sistema – Jorge Tadeo Vargas

A casi un año de que se llevó a cabo la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático de la ONU en su número veintisiete, que son los años que llevan reuniéndose los gobiernos firmantes de esta conferencia y los cabilderos de las corporaciones transnacionales, donde intentan llegar a acuerdos NO vinculantes sobre cómo desde los gobiernos se buscan implementar acciones para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero todo parece continuar igual. 

Todas estas acciones han sido hasta el día de hoy un fracaso, por el simple hecho que todas ellas, desde los Mecanismos de Desarrollo Limpio hasta el Fondo Climático pasan por la lógica de la mercantilización de la crisis climática, por lo tanto, no hay tal compromiso, sino una intervención directa de los culpables directos de esta crisis. 

Es muy claro que no se le da -desde los gobiernos- el mismo peso a las medidas de adaptación comunitarias, locales, que a las medidas de mitigación globales, donde las poblaciones vulneradas tienen nula injerencia en su implementación, quedando estas en manos de los gobiernos y las corporaciones transnacionales.

Este año la conferencia se llevó a cabo en Egipto, un país que basa su economía en la extracción de combustibles fósiles, petrolero totalmente por lo que lo pone en el top de los países responsables, además de ser un país donde los derechos humanos se violan repetidamente, y muchas páginas web de organizaciones ambientalistas son censuradas, al igual que el trabajo local en temas socio-ecológicos, Egipto es un ejemplo de todo lo que contribuye a la falta de justicia socio-ambiental y a la crisis climática.

Pero más allá de las críticas que se le pueden hacer al país sede, así como a los demás países que esta vez más del ochenta por ciento de ellos decidieron volar en jet privados, sumando a todo una contradicción ante su supuesto compromiso y las emisiones que arrojan para llegar hasta Egipto, esta COP se presenta sin una dirección clara, sin guía, que ya la venían perdiendo desde el intento frustrado de Chile que terminó en España y lo que pasó en Escocia. La COP ahora más que nunca se presenta como el espacio donde las corporaciones van a presentar sus nuevas estrategias de mercantilizar la crisis climática y los países del norte a presentar sus planes en conjunto con ellos, dejando a los del Sur en una especie de nuevo colonialismo, además de intentar -que auguro que con éxito- cimentar las bases del fondo climático o el financiamiento para las acciones de los países, el cual se ha estado intentando poner en marcha desde el 2009, siendo Cancún, en el 2010, cuando este tuvo mayor eco. Este financiamiento se presenta como la estrategia para que los países del Sur pueden llevar a “buen término” sus estrategias nacionales contra el cambio climático, las cuales no son sino falsas soluciones para fortalecer los Green New Deal presentados por la Unión Europea y los Estados Unidos, así como la farsa de la geoingeniería, que poco a poco se va posicionando en los negociaciones.

Se ha escrito mucho sobre el colapso climático y las evidencias de que nos aproximamos al neofeudalismo tecnócrata auspiciado por las grandes corporaciones culpables, del aumento de las zonas de sacrificio y la devastación ambiental, son innegables.

La geopolítica está cambiando y ya sea en diez o cuarenta años esto que conocemos como capitalismo tardío será parte de la historia, el mundo se está dividiendo entre Elisyum donde los que tienen el poder económico y político viven con sus sirvientes privilegiados y las zonas de sacrificio donde las poblaciones más vulneradas siguen viviendo sin derechos, ni justicia. Esta es la nueva forma de sistema de clases.

Sin embargo, para aquellos que nos toque en los márgenes, ser parte de la mayoría de la población sin derechos, ni acceso a ellos ¿Qué nos toca hacer? Pues bueno, después de muchas pláticas entre amigues, de poner a debate, de discusiones sobre qué nos espera más allá del optimismo de que nos vamos a extinguir, aquí les dejo una lista de habilidades que de una forma u otra tenemos que ir a trabajando para que el colapso no sea tan dramático como se viene:

  • Pensamiento crítico: hay que recuperar la habilidad de pensar por nosotros mismos, esto sin denostar lo que piensen los demás o dejando fuera las evidencias. El pensamiento crítico se ha perdido en estos tiempos donde el internet y las “fake news” son quienes nos dicen qué pensar.
  • Aprender a trabajar en equipo: en estos tiempos donde todxs quieren imponer su razón, debemos de recuperar el trabajar en equipo de forma horizontal, desde el cooperativismo, el mutualismo. Esto es vital.
  • Apoyo mutuo: es la piedra angular de la evolución según Kropotkin, y además no se entiende la historia de la humanidad sin ella. Este debe ser un mantra práctico a la hora de actuar día con día. El apoyo mutuo es la primera línea de defensa contra el individualismo y la mercantilización de la humanidad.
  • Autonomía alimentaria: cuando pensamos en esta habilidad siempre nos quedamos con el tema del autocultivo, los jardines urbanos, las huertas, pero, aunque esto es importante ─y lo veremos en otro apartado─, la autonomía alimentaria también implica el aprender a cocinar, a saber cómo mezclar los ingredientes, qué es lo que debemos de comer y cómo. El cocinar es un acto de amor, de rebeldía y de autonomía por sí solo.
  • Hacer comunidad: en las grandes ciudades el sentido de comunidad se ha ido perdiendo, nos vinculamos con personas que viven a kilómetros de nosotrxs mientras que con los vecinos no tenemos relación alguna. El modelo no solo gentrifica, también separa, divide y eso nos va debilitando, hay que recuperar esa parte de las zonas rurales, sin caer en el romanticismo, tenemos que platicar entre nosotrxs, apoyarnos, organizarnos en lo más mínimo.

Pero no todo tienen que ser habilidades “perroflautas” que incluso ─como todas las demás─ el sistema se las ha apropiado y nos las vende como la única forma de ser contestatario, sin un trasfondo político o un cambio sistémico. Hay otras habilidades que requieren más tiempo, mayor especialización, pero igual o más necesarias. Acá vemos algunas de ellas:

  • Autonomía alimentaria: de nuevo ponemos esta habilidad, pero ahora es como la habilidad de cultivarlos, de saber cuándo, qué tipo y sobre todo entender que para eso debemos abrir la comunidad más allá. Establecer relaciones entre nosotros sin la mercantilización de nosotros y lo que producimos. Esta parte es importante entenderla.
  • Aunque en estos días se ha convertido en una moda y el modelo de producción-consumo nos dice que es muy “cool” hacerlo, aprender hacer y reparar nuestra ropa es vital y necesario, es una forma de resistencia al modelo.
  • Autoconstrucción: aprender a reparar casas, edificios, a construir, es fundamental aprender a usar lo que se tiene a la mano para esta parte, dejando fuera el concreto y su mala calidad.

Estoy seguro de que entre los lectores saldrán muchas más por lo que los invito hacer el ejercicio entre sus amigues, a pensar en el colapso y cómo politizar mucho de lo que ya hacemos, aprender que todas estas herramientas nos sirven para defendernos contra el sistema, no para ser parte de él.

Más allá de los COPs, las reuniones oficiales y las farsas de los gobiernos, las corporaciones y las ONGs cómplices, vamos trabajando para lograr caminar hacia una organización comunitaria capaz de darle resistencia al neo-feudalismo tecnócrata que se avecina.


Serie: Contra la Tiranía de la Urgencia de Jorge Tadeo Vargas

Apuntes desde el anarquismo sobre la justicia climática

Pactos verdes: el nuevo colonialismo

El Panel Intergubernamental sobre Cambio climático al servicio del mercado

Sobreviviendo al colapso climático: zonas de sacrificio y capitalismo de plataforma

Del movimiento por la Justicia Global a los Fridays for Future

La tiranía de la urgencia: el fraude de la geoingeniera climática

Cuatro tesis de la ecología política desde el anarquismo

De la justicia climática a la justicia alimentaria

Las ciudades como ecosistemas

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