La tiranía de la urgencia: el fraude de la geoingeniera climática – Jorge Tadeo Vargas

No es para nada un secreto de que en estos momentos, hemos perdido la guerra contra el cambio climático. Las modificaciones que se han venido dando en las emisiones de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) desde la Revolución Industrial a la fecha, siendo el periodo del capitalismo neoliberal el más agresivo y el cenit del mundo tal como lo conocemos (principalmente por la pérdida de ecosistemas, que se traduce en pérdidas de biodiversidad) y donde la mutación hacia el neofeudalismo tecnócrata ya es una realidad.

Tampoco es un secreto que el modelo de producción-consumo basado en la privatización y extracción de ecosistemas ha llegado a un nivel de especialización tecnológica que lo pone como el responsable directo de las crisis socio-ecológicas que vivimos actualmente, incluida la crisis climática y todo lo que se mueve alrededor, especialmente lo que se refiere a la geopolítica y el neocolonialismo que se viene dando, desde al menos la década de los noventa. El modelo y el sistema de clases han extraído más “materia prima” por llamar a la naturaleza como lo hace el propio sistema, lo que ha traído consigo una crisis socio-ecológica que se traduce en un colapso civilizatorio que tiene en el cambio climático, el mayor indicador y potencializador de lo que se viene en un futuro.

Desde aquí es que el sistema ha visto en el cambio climático una oportunidad de hacer negocios, de mantener esta crisis en términos económicos capitalistas, por lo que a casi treinta años de negociaciones, de reuniones, de platicas enmarcadas en las Conferencias de las Partes sobre Cambio Climático de la ONU, con el fallido Protocolo de Kioto firmado en 1997 y puesto en marcha hasta 2005, terminando en el 2015, con la firma del Acuerdo de Paris, mismo que llego con un halo de fracaso innegable, que a lo mucho pueden presumir que es el acuerdo con la mayor firmas de presidentes, pero que en la realidad no ha logrado implementar una sola medida ni de mitigación y/o adaptación que sea vinculante o que este teniendo éxito, de acuerdo a lo que se firmo en Paris en la Conferencia de las Partes en su año Veintiuno.

La crisis climática esta en aumento al punto de que no solo estamos en un momento histórico -nunca en toda la historia dela humanidad se había tenido la cantidad de GEI en la atmosfera- en la que hemos cambiado el clima a tal punto que ya no hay vuelta atrás, el Antropoceno ha modificado a la naturaleza a tal grado que en estos momentos es imposible calcular con certeza que es lo que nos espera en el futuro, en el que el modelo de producción-consumo mantiene su hegemonía.

El sistema de clases ha sido muy exitoso en aprovechar la crisis climática para su beneficio, sin importar los costos, mismos que se socializan con la naturaleza y las comunidades humanas más vulneradas y quedándose con los beneficios económicos. Las Conferencias de las Partes han servido para ir posicionando las falsas soluciones contra el cambio climático, mismas que solo sirven para que los gobiernos del Norte Global se pinten de verde, mientras que las corporaciones transnacionales se van enriqueciendo más, mientras que las comunidades humanas van sintiendo en carne propias estos impactos perdiendo su patrimonio biocultural, su territorio, siendo desplazados de forma forzada y obligados a vivir en condiciones de miseria, al mismo tiempo los ecosistemas van perdiendo sus capacidades de mantener las dinámicas que los mantienen sanos, entrando en procesos que los llevan incluso a desaparecer, extinguirse.

Los Mercados de Carbono son los que se han ido beneficiando de esta crisis, con sus Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL) con el Programa para la Reducción de Emisiones por la Deforestación y la Degradación de los bosques (REDD), Carbón Neutro y muchos otras falsas soluciones, que solo han contribuido al aumento de emisiones, a la privatización de territorios y al desplazamiento forzado de comunidades enteras.

Dentro de estas falsas soluciones es que se encuentra la geoingeniería, aunque se debe de mencionar que esta es mucho más vieja que la crisis climática y que muchos de los usos que se la han dado desde el capitalismo, están mas relacionados con conflictos bélicos que con problemáticas socio-ambientales (aunque en términos estrictos, el uso de agrotóxicos puede considerarse como geoingeniería). Desde la guerra de Vietnam hasta los nuevo conflictos bélicos, los gobiernos -principalmente el estadunidense- han usado la geoingeniería para inclinar la victoria hacia un lado. Ya sea modificando los patrones de lluvia, desertificando entre muchas otras formas de tecnologías que son de uso común en estos conflictos, una práctica común de los Estados Unidos en las invasiones a otros países.

Pero ¿Qué es la geoingeniería? Bueno, es un conjunto de técnicas diseñadas para intervenir y alterar las dinámicas globales en la tierra. En pocas palabras es usar la tecnología para modificar las dinámicas poblacionales de la naturaleza. Entendido así no es si no la forma que el capitalismo va haciendo cambios en ecosistemas para obtener un beneficio económico, con lo que podemos decir que la geoingeniería tiene sus inicios en la revolución industrial y así se ha mantenido hasta el día de hoy. Los cambios antropogénicos en el clima que estamos viviendo actualmente tienen su origen justo en esos años, así como las manipulaciones que el sistema ha hecho a todo la naturaleza desde lo local hasta lo global y que es la raíz de la crisis actual.

En lo que se refiere a la geoingeniería climática, nombre que le dan los promotores a sus técnicas de modificar el clima, con la que intentan -según su discurso- “remediar” el cambio climático, con la esperanza -de nuevo según su discurso- de ganar tiempo para que las “nuevas generaciones” logren detener la crisis, restaurando los daños y recuperando la naturaleza. Un falso discurso que no tiene fundamentos realistas, ni mucho menos acepta que el cambio climático ya es un proceso irreversible y que los objetivos deben pasar por la adaptación a estos cambios, claro, sin dejar pasar la mitigación, como efecto secundario, para lo cual, la mayoría de los expertos que basan sus argumentos en la mejor ciencia posible, hablan de que esto solo se puede lograr con el fin del capitalismo y el modelo de producción-consumo, es decir que las medidas deben ser anticapitalistas -incluso anarquistas- y basadas en el decrecimiento, no como teoría sino como una línea de acción. Situación que no deja de ser utópica, pues tanto las corporaciones transnacionales y los gobiernos cómplices, no están dispuestas a dar ese paso que, siendo objetivos, se presenta no solo como el fin de su hegemonía, sino como la desaparición de sus formas de gobierno y poder. Prefieren apostar por la tecnología mientras se avanza hacia el neofeudalismo ya mencionado.

Hay dos razones -seguro hay más, pero estas me parecen importantes de recalcar- por las que el planteamiento de la geoingeniería no es sino una serie de falsas soluciones que más allá de contribuir contra la crisis climática, tiene serias afectaciones ecológicas que contribuyen aún más al deterioro ambiental y por lo tanto al cambio climático. Proyectos como el Manejo de la Radiación Solar (MRS) que intentan bloquear la luz solar lanzando sustancias químicas como el dióxido de azufre a la atmosfera, que si bien no es un gas de efecto de invernadero, si tiene impactos en otros factores ecosistémicos, o la Fertilización Oceánica que busca “fertilizar” grandes extensiones de zonas marítimas con fierro, para estimular el crecimiento de algas y plancton y así garantizar más captura y almacenamiento de oxígeno, tienen en cuenta que son precisamente ellos los que más producen y almacenan oxígeno, por lo tanto son capaces esa función. De nuevo se piensa de una forma utilitaria y no con todos los impactos que el crecimiento desmedido puede dejar en algunos ecosistemas marinos. Otra técnica que se promociona mucho es la captura y almacenamiento de dióxido de carbono, técnica que además de ser muy cara, no toma en cuenta el principio precautorio, ni los riesgos que se corren al estar almacenando este químico y la peligrosidad de un accidente. El permafrost y lo que esta ocurriendo con los deshielos es argumento suficiente contra esta práctica.

Estas técnicas de geoingeniería -y muchas otras más- parten de la idea de que la tierra es un espacio inmóvil, sin dinámicas propias en cada uno de los ecosistemas que la componen y que además estos pueden ser remplazables, por lo que obvian los daños reales que causarían de ponerse en marcha en la naturaleza y las comunidades humanas. Además de partir de un supuesto de que la tecnología puede resolver la problemática de raíz dejando fuera cualquier posibilidad real de resolver la problemática en todo el espectro -económico, social, ecológico- a sabiendas de que históricamente las composturas tecnológicas no siempre funcionan como lo previsto y en muchas ocasiones producen nuevas problemáticas.

La crisis climática deriva de muchos factores, donde el ambiental es el más afectado por el modelo de producción-consumo, pero no es el único, sino que desde ahí afecta a comunidades humanas en lo social y económico. Este modelo en el que se sustenta el sistema de clases que va más allá del capitalismo, desde una dictadura tecnócrata que no va a la raíz del problema, que es básicamente y desde un reduccionismo que me atrevo a usar aquí, que es la adicción al petróleo y los combustibles fósiles, así como al extractivismo como la base del crecimiento económico infinito, que es lo que le importa al sistema de clases, ahora en su fase tardía que lo hace más peligroso.

Los cabilderos de la geoingeniería se mantienen al acecho para lograr comercializar sus técnicas y justo ahí es donde radica el problema, pues los gobiernos que nos van vendiendo esa idea de la tiranía de la urgencia es que apuestan por estas falsas soluciones para mantener el poder económico del sistema. Es así como desde una lógica tecnócrata se intenta invisibilizar cualquier soluciona real que venga desde las comunidades y las empodere, a la par que van obviando los impactos que las técnicas tecnócratas dejan en la naturaleza, buscan ser ellos quienes tengan el control dejando fuera cualquier acción comunitaria de adaptación.

Existen muchas acciones comunitarias que pueden traducirse como soluciones al cambio climático, desde la agricultura familiar, planes de basura cero, proyectos de autoconsumo entre muchas otras que están más cercanas a una filosofía de apoyo mutuo, cooperación, comunalismo, anticapitalismo y/o anarquismo que ideas capitalistas de producción-consumo y desde ahí, la geoingeniería no tiene cabida por su misma vocación que invita a mantener la dictadura tecnócrata como la base de desarrollo mal entendido poniendo en peligro a la naturaleza y a las poblaciones humanas más vulneradas y que es justo desde ahí es de donde se debe accionar para la sobrevivencia y las acciones reales de adaptación ante un cambio climático histórico e irreversible.

Febrero, 2023

Desde algún lugar en Ankh-Morpork

Jorge Tadeo Vargas, escritor, ensayista, anarquista, a veces activista, pero sobre todo panadero casero y padre de Ximena. Está construyendo su caja de herramientas para la supervivencia

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