Una Catástrofe: Cuentos de Ricardo Flores Magón [Antología]

Lo que presentamos a continuación es la versión virtual de Una Catástrofe: Cuentos de Ricardo Flores Magón compilada por nuestro compañero Arnoldo Diaz, quien además nos comparte un breve estudio sobre la literatura y su influencia en el pensamiento de Ricardo. Al finalizar la lectura se encuentran los links de los cuentos en sus versiones digitales.


Los libros de Ricardo Flores Magón – Arnoldo Diaz

¿Qué sabemos de Ricardo Flores Magón? Quizá conozcamos su biografía, su militancia política, sus ensayos, demandas y reportajes que publicaba en Regeneración o sus tortuosos años de prisión que concluyeron en una sospechosa muerte, incluso podemos comprender de cierta manera su participación en la revolución mexicana, pero ¿Qué pasa con Ricardo siendo una persona sensible? Sus diversas biografías suelen dejar de lado la personalidad del personaje para privilegiar las acciones e ideas políticas.

Existen ventanas en la historia que nos permiten romper con esa tendencia, acercándonos al conocimiento de la personalidad en el pasado. Los testimonios de sus compañeros y compañeras son quizá la más importante de esas ventanas, en ellos encontramos la descripción de Ricardo como una persona callada, dispuesta a escuchar a cualquiera.

Magón pasó la mayoría de su vida en la cárcel. Gilbert O’Day fue uno de los muchos presos políticos que compartieron su penitencia con el mexicano. O’Day recuerda que el anarquista pasaba sus días hablando de arte, especialmente de teatro, discutía la técnica del drama y sus dramaturgos predilectos (Duffy Turner, 1960). Una persona inquieta de pensamiento necesariamente debe leer y en el encierro esto se vuelve una necesidad vital, no imagino lo satisfactorio que debió haber sido para él poder devorar un libro entre las paredes del calabozo.

Dada la importancia de la lectura y la escritura para Ricardo Flores Magón, pretendo lograr una breve síntesis de la visión de Ricardo sobre el arte y el reflejo de dicha postura en su gustos literarios, todo ello para comprender la importancia de su propi trabajo literario y la importancia de la literatura en los procesos revolucionarios.

  1. Arte y revolución

Arte y revolución son dos conceptos entrelazados a lo largo de la historia. Adolfo Sánchez Vázquez atribuye al arte de todas las épocas una función de ruptura e innovación, pero especifica que las vanguardias artísticas y políticas del siglo XX representan la necesidad histórica de innovar y crear (1979). Trotsky -sin duda uno de los personajes más conocidos entre las vanguardias políticas del siglo XX y contemporáneo a Magón- encuentra en el arte la armonía y la plenitud que la sociedad clasista niega: “Por ello toda obra de arte auténtica implica una protesta contra la realidad, protesta consciente o inconsciente, activa o pasiva, optimista o pesimista.” (1971, p. 200).

Pero ¿Qué es una obra de arte auténtica? y ¿Hasta dónde es posible la libertad artística ante las necesidades propagandísticas? En 1968 Sánchez Vázquez explicaba que el artista se enfrenta al problema del escapismo ante el impulso de la revolución; mientras que el político suele resolver el problema bajo la subordinación a las necesidades puntuales del movimiento, a lo que el filósofo encuentra soluciones puntuales:

“El antídoto del escapismo está en la incorporación efectiva del artista a las luchas de su pueblo. El antídoto de la impaciencia subjetivista y voluntarista de la vanguardia política se halla en el respeto a la libertad de creación y en la comprensión de que -parafraseando a Marx- el arma del arte no puede sustituir al arte de las armas” (1979, p. 200).

Magón -al igual que Trotsky- estaba en medio de un proceso revolucionario que exigía constante lucha ideológica contra la estructura burguesa del régimen porfirista, seguramente se encontró en medio de este conflicto entre artistas y políticos en más de una ocasión. Su visión del arte corresponde a quien vive en carne propia la maravilla de los cambios históricos y podemos encontrarla resumida en una de sus cartas a Elena White:

‘Eso “del Arte por el Arte mismo” es un absurdo, y sus defensores han crispado siempre mis nervios. Siento por el Arte tan reverente admiración y amor, que me lastima verlo prostituido por personas que no teniendo el poder de hacer sentir a otras personas lo que ellas sienten, ni hacerlas pensar lo que ellas piensan, ocultan su impotencia bajo el mote de “El Arte por el el Arte mismo”. (1925, 22)

Con Sánchez Vázquez y con Ricardo podemos observar la evolución de las concepciones de la relación entre arte y revolución en México; en los pensamientos de ambos se encuentra el germen del arte de dos rupturas, dos temporalidades que van a redefinir la historia del país y del mundo. Regresando al análisis de nuestro personaje, como todas las ideas de Ricardo, su concepto del arte se materializó e hizo eco.

Fermin Sagristá es uno de los mejores ejemplos de la necesaria relación entre arte y revolución. El artista catalán llamó la atención internacional al ser perseguido y encarcelado por su homenaje a la muerte de Francisco Ferrer i Guardia. En 1912, año en el que fue liberado, se puso en contacto con Ricardo y le escribió la siguiente carta:

“Querido compañero Ricardo Flores Magón:

Adjuntas tengo el gusto de remitirte dos postales, cuyo argumento creo ocioso darte, pues tú lo comprenderás perfectamente…

Tengo más de tres mil de ellas, a beneficio de los presos de Barcelona. Acabada su venta, le enviaré el original cuadro grande, hecho a la pluma, muy bonito, el cual podrá servirte, si te conviene, para reproducirlo en láminas que creo reportarían un buen beneficio para REGENERACIÓN.

Con satisfacción leí en vuestro periódico, la reproducción de mi carta que dirigí a Cultura Obrera, y el elogio que haces de mí, lo que agradezco y te doy las más expresivas gracias.

La activa e incansable propaganda de tu pluma en REGENERACIÓN, me tiene entusiasmado; mis plácemes y cuenta siempre con tu gran admirador y amigo.

Un fraternal abrazo para todos los compañeros.

Fermín Sagristá

Barcelona, 17 de mayo de 1912”

Fermín nunca sufrió de  escapismo y Ricardo odiaba todo tipo de subordinación. Quizá ese sea el arte auténtico al que se refiere Trotsky. Las concepciones de Magón sobre el arte nos permiten observar que su visión antiautoritaria era bastante profunda y se reflejó en las lecturas de novelas, teatro, cuentos, filosofía y teoría política.

En cuanto a la filosofía y la teoría política es claro que su formación eran las lecturas radicales del siglo XVIII y XIX. Pero llama la atención que incluso en su selección de autores literarios existe una clara inclinación para aquellos autores que sostenían algún tipo de socialismo o alguna posición radical que les enfrentará al Estado de una u otra manera. Queda claro desde un principio que para Ricardo, no existía “la literatura para la literatura misma”.

  1. La formación política de los liberales

Comencemos por mencionar las lecturas explícitamente políticas y filosóficas que ayudaron a la formación del pensamiento revolucionario de la época. En el prólogo que Librado Rivera escribió para la biografía de Magón -realizada por Abad de Santillán en 1925- mencionó que en 1900 a sus 27 años, Ricardo ya conocía a autores como los anarquistas Piotr Kropotkin, Mijaíl Bakunin, Errico Malatesta y Jean Grave (1925, p. IX). Por supuesto, en los recuerdos y propaganda de los revolucionarios se mantiene la tendencia de aquella época de traducir los nombres propios por lo que encontraremos a estos autores como Pedro, Mikahil, Enrique y Juan. 

De los autores mencionados va a destacar constantemente el nombre de Kropotkin. El príncipe anarquista, quien renunció a su título de nobleza para dedicarse a la ciencia y la revolución, fue sin duda uno de los autores más leídos en los círculos liberales e incluso al calor del movimiento armado. Su libro La conquista del pan aparece como una constante en la lista de lectura de personajes como Práxedis G. Guerrero, Camilo Arriaga y Francisco I. Madero (Cockcroft, 1981).

La popularidad de Kropotkin está bien registrada en la memoria revolucionaria. Se sabe que Juan Sarabia también leía al príncipe, igual que Antonio Díaz Soto y Gama quien fue amigo cercano de los hermanos Maucci, españoles anarquistas que desarrollaron una editorial con distribución en Ciudad de México, Buenos Aires y la Habana; uno de los libros que editaron en pleno proceso armado fue La conquista del pan (Crockcfort, 1981; p.76,69-70).

Antes de la edición de los Maucci, en 1901, Juana Belem Gutiérrez junto con Elisa Acuña y Rosete fundaron el periódico Vesper en el que se reprodujo en forma de serie el libro entero de Kropotkin (Crockfort, 1981; p. 99), según Ethel Duffy Turner, Ricardo jugó un papel importante en esa decisión editorial (1960, p. 54)

Ethel Duffy Turner, Cockfort y Albro llaman la atención en una anécdota respecto a la lectura de Kropotkin, pues Santiago R. de la Vega -escritor y caricaturista- recordaba que al llegar a Estado Unidos junto con Librado Rivera, encontraron en las oficinas del periódico El Hijo del Ahuizote a Camilo Arriaga, a Díaz Soto y Gama, Juan Sarabia, Ricardo y otros liberales discutiendo nada más y nada menos que La conquista del pan (1960; 1981; 1992).

Otros textos del príncipe que fueron parte importante de la formación política liberal fueron La ética, El Estado y la Revolución, La filosofía anarquista, Memorias de un Revolucionario y El Apoyo Mutuo, como factor del progreso entre los animales y los hombres (Cockcfort, 1981; p. 69). Ward Albro identifica además la influencia del libro Talleres, campos y fábricas en el Manifiesto del 23 de septiembre de 1911 donde que Ricardo y los elementos más radicales del Partido Liberal Mexicano declaran su objetivo anarquista (1992).

Según lo consultado, Evolución y Revolución y El ideal anarquista  de Élisée Reclus también están entre los títulos que leían los liberales. Charles Malato, Pierre-Joseph Proudhon, Max Stirner y Karl Marx también eran recurrentes en las discusiones de los clubes liberales. (Crockcfort, 1981; p. 70). De los primeros podemos darnos una idea de los títulos que se leían a través del catálogo de la Biblioteca Sociológica «Regeneración». 

Si bien Marx no aparece en esa biblioteca, sabemos que estaba presente en la biblioteca de Camilo Arriaga. Albro considera bastante probable, casi obvio, que el giro de 1911 hacia el anarquismo explícito de Magón debía buena parte a Marx por el énfasis en el concepto de lucha de clases, pero lo irá dejando de lado para ir adoptando principalmente el comunismo anarquista de Kropotkin (Albro, 1992, p. 141-142).

Cabe mencionar que si bien Bakunin fue un autor crucial en el pensamiento de Ricardo, en las fuentes consultadas no se mencionan explícitamente sus libros, lo que podemos explicar con lo complejo que era conseguir y comprender sus textos inconclusos o desordenados, como era típico del ruso. Pero en la Biblioteca Sociológica «Regeneración» podemos encontrar el libro Federalismo, Socialismo y Antiteologismo editado por los españoles F. Sempere y Compañía, Editores, quienes también editaban Dios y el Estado (archivomagon.net).

¿Cómo accedían Ricardo y los liberales a los mencionados libros? Todo parece indicar que gracias a diversos editores anarquistas que distribuían libros en España, Cuba, México, Argentina y seguramente otros países con importante tradición anarquista como Chile y Uruguay. Pero antes de esos contactos, el lugar de referencia era la bilioteca de  Camilo Arriaga, el formador del PLM heredó los libros de su tío, el liberal Ponciano Arriaga y además adquirió una enorme colección de pensadores socialistas gracias a su viaje a Francia. Los tomos de su biblioteca provenían de la Librairie Stock, importante casa editorial que contaba con dos grandes colecciones la “Bibliotèque anarchiste” en el que se encontraban las obras políticas de las que hemos hablado, y la “Bibliotèque cosmopolite” (Cockcfort, 1981; p. 68-69).

Además, Arriaga contaba con los clásicos del pensamiento propiamente liberal, contaba con la Gran Enciclopedia Francesa en la que Ricardo pudo leer a Rousseau, Diderot, Montesquieu y Voltaire, así como las leyes de reforma y los textos de los liberales mexicanos del periodo de la Guerra de Reforma (Duffy Turner, 1960; p. 33). 

Seguramente se escapan muchos libros leídos por Magón, pero podemos observar aquí las bases de su pensamiento y lo amplio de su conocimiento en cuestiones políticas. Pero dicho conocimiento va más allá de las lecturas explícitamente políticas y se entrelaza con sus gustos literarios; las novelas, poemas y obras de teatro que leía confirman su posición sobre el arte y el compromiso social.

  1. Los gustos de Ricardo

Las lecturas de Ricardo y los liberales no se limitaban a los textos políticos. Dentro de la colección “Bibliotèque cosmopolite” de la Libraire Stock se editaban los libros de Lev Tolstoi, Henrik Ibsen, Victor Hugo, Rudyard Kipling, entre otros (Cockcroft, 1981; p. 69). Cockcroft identificó que el liberal Juan Sarabia había leído también a Julio Verne, Emilé Zola, y a Máximo Gorki (1981, p. 76).

En el recuerdo de Librado Rivera sobre las lecturas de Ricardo encontramos a los escritores que llama “menos radicales” como es el caso de Tolstoi y José María Vargas Vila (1925, p. IX) Llama la atención la presencia de Vargas Vila, pues es el único autor de origen latinoaméricano que encontramos en el repertorio de Magón. Colombiano de nacimiento, eterno nómada e inconforme, Vargas Vila es tan solo uno de los autores que reflejan el compromiso social del arte que perseguía Magón.

Imposible sería llevar a cabo un estudio profundo sobre las personalidades de los autores que aquí se mencionan. Pero podemos darnos cuenta de que todos comparten la característica del compromiso social o por lo menos de crítica al sistema establecido y sus aparatos ideológicos. Vargas Vila, por ejemplo, fue un fuerte crítico de la Iglesia Católica, se negó a arrodillarse frente al papa León XIII y fue excomulgado por su obra Ibis. 

Tolstoi ha sido calificado de anarquista pacifista y religioso, fundó un movimiento alrededor de su persona, el movimiento tolstoiano, cercano al comunismo cristiano y crítico frente a la iglesia ortodoxa de la que el autor fue excomulgado. Victor Hugo, Zola e Ibsen son autores con los que la cuestión social y la revolución iban de la mano en el papel y más allá de él.

Victor Hugo tuvo un papel importante en la revolución francesa de 1848, más adelante, gracias a su intervención muchos participantes de la Comuna de París de 1871, como Élisée Reclus y Louis Michel, fueron desterrados y no fusilados. Émile Zola se volvió mundialmente famoso por su intervención en el caso Dreyfus, su defensa del militar judio le valió la cárcel y el exilio, su novela Germinal se convirtió en un clásico de la literatura sindicalista. Máximo Gorki es en sí mismo un literato político y sus obras fueron fundamentales para la revolución rusa.

Como mencioné anteriormente, la cárcel fue el espacio de lectura obligado para Ricardo. Cerca de sus últimos días intercambiaba cartas con Elena White, con quien compartía el amor por la literatura, especialmente por la poesía. En una de esas cartas, el reo le comentaba a su camarada los libros con los que había sobrevivido:

Leí “Gadfly”, “Back to Methuselah” y las obras de Stepniak y Tolstoi. No he leído “Women” y “Hunger”; pero no lo deseo sin hasta después de tu sana crítica de las obras. Soy un lector muy descontentadizo, Elena. ¿Hay alguna novela de Romain Rolland o de Andreas Latzks? He leído “Jean Christophe”, “Men in war” y “Judgment of Peace”; “Men in war” es una obra maestra, el trabajo de un genio” (Flores Magón, 1924; p. 31-32).

The Gadfly, traducida como El Tábano, fue escrita por Ethel Voynich y está ligeramente basada en la figura del italiano Giuseppe Manzini, el libro fue uno de los más leídos en la Rusia soviética. De vuelta a Matusalén es una de las obras cumbres de Bernard Shaw, quien en tiempos de Magón mantenía una posición socialista para después pasar a defender a los regímenes totalitaristas de Hitler y Stalin. Encontramos la mención a Stepniak el populista que escribia novelas durante su exilio tras asesinar al jefe de la policía secreta del zar.

No fue posible identificar la autoría de la novela titulada Women. Knut Hamsun fue el autor de Hunger, Slut en su idioma original y Hambre en su traducción al castellano. Hamsun  fue uno de los grandes autores escandinavos de la época junto con Ibsen, hasta que su popularidad decayó al apoyar a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Finalmente nos encontramos con Romain Rolland, autor de Jean Christophe, y con Andreas Latzko, aunque Ricardo lo escribe como Latzks, seguramente un error ocasionado por sus cataratas y la poca luz que entraba por su celda. Ambos autores comparten su compromiso con la no-violencia y la resistencia pacifista. Se conocieron en Suiza junto con su gran amigo en común, el también escritor Stefan Zweig.

La búsqueda de paz de Rolland lo llevó a conocer las diversas filosofías que conviven en la India y dedicó su vida a plasmar esa paz que buscaba en sus textos, sin olvidar al mundo que lo rodeaba; Zweig escribió su biografía y Rolland se convirtió en el escritor que quería ser, ganando el Premio Nobel con la novela que Magón leyó. 

Por su parte, Latzko sirvió en el ejército durante la Primera Guerra Mundial, poco después publicó Men in War, libro que le trajo buena reputación en Europa por plasmar de manera única la crudeza de la guerra. Al poco tiempo publicó Judgment of the Peace en el que retrataba la vida de los soldados alemanes. Hacia el final de su vida, en 1931, Hitler ordenó que sus libros fueran destruidos y finalmente falleció en Holanda en 1943.

No queda más que reiterar que existen características entre las vidas y obras de los autores a los que Ricardo les dedicaba sus días y sus noches. Y quién mejor que él mismo para describirlas: ‘Deseo leer algo como esto, brillante, vibrante, soberbio. Las vulgaridades del término medio de las buenas novelas me enferman’ (Flores Magón, 1924; p. 32). Vemos de nuevo el rechazo de lo trivial, del arte por el arte.

  1. Lo que escribió Magón

Considero que una de las razones por las que el trabajo literario de Ricardo suele dársele poca importancia es porque no alcanza el nivel de los libros que leía. Mientras que la gran mayoría de los hombres que leía ganaron o fueron postulados al Premio Nobel, los cuentos del anarquista se encontraban perdidos entre los números de Regeneración y fueron escritos al calor de la persecución y las balas.

Dante Medina, al estudiar los cuentos de la revolución mexicana, describe uno de los primeros textos literarios de Magón Dos revolucionarios como un casi-cuento, ni a cuento llega, pero lo reconoce como el texto fundador de un estilo cuentístico forjado al calor de las balas (Medina, 1996; p. 31). Además de cuentos, Ricardo escribió teatro, su gran pasión; Tierra y Libertad fue escrita en un breve periodo de libertad del autor, fue llevada a escena por primera vez en 1915 en Los Ángeles (Duffy Turner, 1960; p. 298).

Quizá los casi-cuentos de Ricardo no son dignos de ganar un Premio Nobel. Pero me pregunto junto con Cortázar: “¿Nos vamos a guiar por los snobismos editoriales o por ese miserable y estúpido premio Nobel que tanto encandila a los burgueses?” (Cortázar, 1977; p. 43). La función de los cuentos de Magón o de la poesía de Práxedis Guerrero es otra.

En otras ocasiones he trabajado el poder e influencia del teatro, estoy convencido de que los cuentos, la literatura o el arte en general contienen ese poder, el cual puede ser usado como herramienta de dominación pero también de rebeldía. Cortázar compartía el mismo convencimiento:

‘Pocos dudarán de mi convicción de que Fidel Castro o el Che Guevara han dado las pautas de nuestro auténtico destino latinoamericano; pero de ninguna manera estoy dispuesto a admitir que los Poemas humanos o Cien años de soledad sean respuestas inferiores, en el plano cultural, a esas respuestas políticas.’ (1977; p. 44)

La literatura -en general el arte y el pensamiento- es parte de los procesos revolucionarios. Todo lo que escribió Ricardo, y no solo él, sino todas y todos los liberales que tuvieron participación en la redacción de Regeneración y los múltiples periódicos revolucionarios, son muestra de lo vital que resulta el ejercicio de leer y escribir en todos los niveles de los procesos revolucionarios. 

El saber  adoptar el conocimiento de las lecturas aplicado a los procesos únicos de su espacio y tiempo, ya es de por sí una tarea enorme, el saber compartirlo y crear literatura con ello ya es una cualidad cuyo fin es histórico, es decir de creación e innovación. De ahí viene la necesidad de escribir estas líneas y de reunir algunos de los trabajos literarios de Ricardo. 

Los cuentos fueron escogidos y ordenados por su servidor a manera de crear una continuidad ficticia que intenta retratar la vida y obra del escritor revolucionario. Aunque Magón no es el único presente en esta compilación. Comenzaremos la lectura con un texto de Práxedis Guerrero.

Partiendo de la catástrofe de la vida diaria en el México porfirista; continuaremos exponiendo relatos sobre la lucha contra el capital, hasta llegar a la muerte de Ricardo, relatada por el periodista norteamericano, William C. Owen -editor de la sección en inglés de Regeneración. Pero este libro, como la vida de Magón, no termina con su muerte.

Bibliografía

Abad de Santillán, D. (1925) Ricardo Flores Magón. Apóstol de la Revolución Mexicana. Grupo Cultural Ricardo Flores Magón.

Albro, W. (1992) Always a rebel. Ricardo Flores Magón and the Mexican Revolution. Texas Christian University Press.

Cockcroft, J. D. (1981) Precursores intelectuales de la Revolución Mexicana. Siglo XXI Editores.

Cortázar, J. (1977) “Literatura en la Revolución y Revolución en la literatura: algunos malentendidos a liquidar” en Collazos, O., Cortázar, J. y Vargas Llosa, M. (1977) Literatura en la Revolución y Revolución en la literatura. Siglo XXI Editores.

Duffy Turner, E. (1960) Ricardo Flores Magón y el Partido Liberal Mexicano. Gobierno del Estado de Morelia.

Flores Magón, R. (1924) Epistolario íntimo y revolucionario vol. I. Grupo Cultural Ricardo Flores Magón.

Flores Magón, R. (1924) Epistolario íntimo y revolucionario vol. II. Grupo Cultural Ricardo Flores Magón.Medina, Dante (1996) “El cuento de la revolución mexicana” en Romero, L. P. y Vogt, W. (1996) Literatura de las revoluciones en México. Universidad de Guadalajara.


Una Catástrofe: Cuentos de Ricardo Flores Magón

Escuchad – Práxedis G. Guerrero
Una Catástrofe – Ricardo Flores Magón
Dos Revolucionarios – Ricardo Flores Magón
¿Para qué sirve la Autoridad? – Ricardo Flores Magón
Justicia Popular – Ricardo Flores Magón
El Derecho a Rebelión – Ricardo Flores Magón
¡Viva Tierra y Libertad! – Ricardo Flores Magón
La Muerte de Ricardo Flores Magón – William C. Owen
Vida Nueva – Ricardo Flores Magón

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